ETA sufre pero sigue matando
Por Jason Webb
Para ser una organización que supuestamente está en fase terminal, los miembros de ETA han tenido una buena semana: dos guardias civiles muertos y más de otro centenar de heridos, incluidos niños, que pueden sentirse afortunados de seguir con vida.
Cuando ETA conmemora el viernes el 50 aniversario de su fundación, la violentas celebraciones han incluido el derrumbe parcial de la fachada de una casa cuartel en Burgos el miércoles y un coche bomba un día después que se ha cobrado la vida de dos jóvenes guardias civiles en Mallorca.
La opinión pública se pregunta cómo ETA es aún capaz de llevar a cabo estos atentados tan cruentos, utilizando a veces cientos de kilos de explosivos, a pesar de la continua serie de arrestos de sus máximos dirigentes y la pérdida de apoyo político.
El diario El País lo dice de esta manera: "¿No puede resentirse definitivamente tras el desmantelamiento de su jefatura militar hasta en cuatro ocasiones desde noviembre de 2008 hasta ahora? O, por el contrario, ¿tiene ETA asegurada su supervivencia cuando el 15% de los adolescentes vascos (de entre 12 y 16 años) justifica o no rechaza la violencia?"
Desde hace algún tiempo, el Gobierno ha estado diciendo que las fuerzas de seguridad tienen a ETA contra las cuerdas. En abril fue arrestado en Francia Jurdan Martitegi, uno de sus principales dirigentes.
Con tan sólo 28 años, Martitegi era el cuarto mando capturado en menos de un año. Inequívocamente, los líderes de la banda van siendo cada vez más jóvenes mientras las cárceles están llenas con etarras cada vez más veteranos.
Sin embargo, un reducido grupo rebelde formado por los más jóvenes, que aún no han tenido tiempo de atraer la atención policial, puede aún matar. De hecho, la utilización de jóvenes asesinos siempre ha sido el 'modus operandi' de ETA.
JÓVENES ACTIVISTAS
"El terrorismo es casi exclusivamente una actividad de personas jóvenes seducidas por los más mayores", escribió el profesor Jon Juaristi en el ABC del viernes, retomando una cita del pensador político germano- británico Ralf Dahrendorf para describir a ETA.
Una gran parte de los nacionalistas vascos, que han dominado la política en el País Vasco durante décadas, se han distanciado en los últimos años de la violencia de ETA.
Sin embargo, el último Euskobarómetro mostró que un tercio de los vascos están a favor de la independencia, incluidos muchos que votan a los nacionalistas, que perdieron el gobierno de Euskadi por primera vez en décadas en las pasadas elecciones autonómicas gracias a una alianza entre el PSOE y el PP.
Durante sus años en el poder, el PNV aprovechó cualquier oportunidad para manifestar una identidad nacional y cultura distinta a la española, especialmente haciendo del euskera la principal lengua en los colegios.
Para Juaristi, este afán por hacer ver que los vascos no son españoles supone que habrá siempre una minoría extremista dispuesta a luchar por la independencia, y a ser reclutada por ETA, que ha matado a 850 personas en su medio siglo de de existencia.
"Ninguno de los fundadores de ETA mató a nadie ni puso jamás una bomba, pero establecieron un modelo de reproducción del terrorismo que funcionará mientras el nacionalismo vasco, en su conjunto, siga necesitando afirmarse como radicalmente incompatible con España", escribió.
No obstante, aunque los rebeldes se nieguen a desaparecer, sus campañas de bombas desde que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero diera por suspendido el diálogo de paz en 2006 no han tenido ni mucho menos la intensidad que alcanzaron en sus peores momentos en la década de los 80.
"Desde 2006 a 2009, han matado a 11 personas. Solían matar a tantos en un solo año", dijo el experto en ETA Ignacio Sánchez Cuenca de la Fundación Juan March a Reuters, añadiendo que pensaba que el grupo había perdido un tercio de sus simpatizantes, una vez estimados en unos 150.000.
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