Varios etarras denuncian durante su juicio en París desaparición de uno de ellos
Los ocho acusados del proceso iniciado este jueves en París por una de las más importantes fábricas de armas de la organización independentista armada vasca ETA, desmantelada en 2004 en el suroeste de Francia, denunciaron la desaparición en abril de uno de sus militantes.
En un comunicado difundido el 20 de mayo, ETA acusó a Francia y España de la desaparición de Jon Anza, presentado como uno de sus militantes, cuando se dirigía a un encuentro clandestino, el 18 de abril en el suroeste de Francia.
Este jueves por la mañana, Félix Ignacio Esparza Luri, ya condenado en Francia a 19 años de cárcel como ex jefe del aparato logístico de ETA, habló en nombre de todos los acusados para afirmar en francés que "se ve la mano de los servicios secretos español y francés" detrás de la desaparición de Jon Anza.
"Es terrorismo de Estado. ¿Dónde está Anza? No dejaremos de preguntarlo", agregó Esparza Luri, alias 'Navarro', dirigiéndose a los siete jueces profesionales que componen la corte.
Jon Anza, de 47 años, fue visto por última vez el 18 de abril por su pareja, que lo acompañó hasta la estación de Bayona (suroeste de Francia), donde tomó un tren para dirigirse a Toulouse, también el suroeste.
El hombre no llegó a la cita donde debía entregar dinero a un contacto, como tampoco a otros dos encuentros alternativos de verificación en los dos días siguientes, según una nota de ETA entregada al diario vasco Gara y en la que reconoció que Anza era militante de la organización.
Jon Anza cumplió 21 años de cárcel en España por sus relaciones con la banda y, según ésta, sus huellas dactilares habían sido descubiertas en el material encontrado por la policía en un zulo, a comienzos de año, hecho del que las autoridades no habrían dado cuenta.
La manifestación de los acusados vascos en el tribunal parisino corresponde a las denuncias hechas por ETA sobre la colaboración entre las policías española y francesa y a los temores de que se repitan casos de desapariciones de militantes.
El juicio iniciado este jueves tiene relación con el descubrimiento, el 4 de abril de 2004, en Saint Michel, una aldea cerca de la frontera franco-española en los Pirineos, de unos 800 kilos de explosivos, así como material que permite fabricar 'jotakes', los cohetes artesanales utilizados por ETA.
El descubrimiento de Saint Michel tuvo lugar tres días después de una importante redada durante la cual el presunto jefe del aparato logístico de la organización, Félix Ignacio Esparza Luri, alias "Navarro", fue detenido en Saint Paul les Dax (Landas).
En Saint Michel, los investigadores también arrestaron al propietario de la casa, Jean-Marie Saint-Pée, un agricultor, así como a José Ceberio Aierbe, un militante buscado por la policía que había pasado varios años en América Latina y que era sospechoso de ser el responsable de los escondites de la organización.
Saint-Pée, Ceberio Aierbe, Esparza Luri, más otros cinco presuntos etarras estaban este jueves en el banquillo de los acusados.
El proceso debe prolongarse hasta el 3 de julio.
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